viernes, 8 de febrero de 2013

Ruta desde Fombermeja

Pasada Pola de Laviana, tomamos una desviación a la derecha que nos indica a Ribota. Seguimos la carretera hasta llegar a L' Acebal. Cruzamos el pueblo y seguimos la estrecha carretera paralela al río hasta que ésta se vuelve muy empinada, aquí dejamos el coche y comenzamos nuestra andadura sin un destino planificado.



Lo primero que contemplamos nada más salir del coche son estos murallones rocosos que forman el desfiladero o Foz de la Requexá o del río Cañaines.



Tomamos la empinada y estrecha carretera y en poco tiempo llegamos al pueblo de Fombermeja. Es un aldea, situada a unos 500m de altitud, donde quedan muy pocos habitantes, pero que aún conserva edificaciones de arquitectura tradicional.



Seguimos la carretera, que ahora se transforma en una pista ganadera, y llegamos a esta bifurcación, donde decidimos tomar la pista de la derecha. (No tenemos ni idea a donde nos lleva)



Abajo dejamos Fombermeja y con estas vistas espectaculares, con el pueblo "Los Tornos" al fondo (hoy deshabitado), entramos en un bosque.




Ahora caminamos bajo el cobijo de estos árboles, que nos proporcionan una agradable sombra.



La pista discurre con una ligera pendiente y piedra suelta, pero de vez en cuando nos regala "unos pequeños descansos" que se agradecen y hacen que el paseo resulte más fácil y agradable.




Al llegar a este punto, creemos que podemos tocar  el cielo con la mano, (eso no podemos) pero  las vistas desde aquí, ¡son espectaculares!.



Ahora el paisaje cambia. Comenzamos a bajar por la ladera contraria hasta llegar  al arrollo que divide las dos montañas.




Seguimos nuestro camino, a la sombra de estos avellanos,  donde nos cruzamos con una manada de elegantes caballos.



En pleno monte, sola como un oasis, podemos observar una cabaña, rodeada de una campera y numeros árboles.




Al llegar a la cabaña vemos que la rodean unos enormes fresnos, pero también un expectacular cerezo, que nos hace dejar la mochila para degustar sus cerezas, ¡Qué aún no están muy maduras!


A partir de esta cabaña, la pista termina y continuamos por un sendero, en algunos momentos casi perdido por la vegetación que hay en estos momentos. Volvemos a cobijarnos bajo árboles de todas clases: avellanos, castaños, robles, encinas etc.... La majestuosidad de estos arboles nos deja cautivados.







Al llegar a este árbol, quemado por un rayo, decidimos poner fin a nuestro paseo. No nos queda más que desandar lo ya caminado.





  


Hoy hemos salido, sin ninguna ruta establecida, y hemos hecho un paseo maravilloso, con unas vistas espectaculares que serán difíciles de olvidar. El paseo es muy fácil, adecuado para cualquier persona o niño. Nos ha llevado 3 horas y media.

 

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