En un día excelente de primavera hicimos un precioso recorrido por la
parte baja del Parque Nacional de Redes. Aparcamos el coche en Rioseco
(frente a biblioteca), y andando, tomamos la carretera que va a
Campiello. Justo al final del pueblo vemos la primera "marca" que nos
indica la ruta. Aquí iniciamos nuestra andadura.
Comenzamos con una moderada subida con la que vamos cogiendo
altura, mientras abajo, observamos el pantano totalmente seco.
Seguimos disfrutando, de este maravilloso paisaje asturiano,
mientras caminamos entre verdes pradería
Cruzamos esta portilla, que da paso a la antigua calzada por la que discurre el itinerario.
Este es el Peñón del Caspiu, pasamos por delante de él y …..
El camino es ancho, tallado en el roquedo, y gana suavemente altura por
encima de la carretera.
Seguimos siempre el camino más marcado, sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda;
pero siempre contemplando las maravillosas vistas.
Enseguida encontramos, esta enorme cabaña arropada por unos grandes árboles, que dan al paraje un encanto especial.
Continuamos el trazado de la Calzada Romana con su típico empedrado.
El paseo prosigue hasta un nuevo cruce de caminos; aquí se puede elegir entre: bajar a Rioseco o continuar la ascensión hacia "la Peña La Gamonal". Nosotros decidimos seguir subiendo.
A pocos metros de distancia tomamos esta pista a la izquierda, que va
dando vueltas y revueltas, con un fuerte ascenso, hasta llegar a la
Majada Gamonal. (Tiene colocado un cartel)
Dejamos la Majada Gamonal y seguimos subiendo, siempre siguiendo las
señalizaciones, para alcanzar la última collada, antes de la cima de
"Peña Gamonal".
¡Ante estas vistas, tenemos que sentarnos para recrear nuestros sentidos!
Y es aquí, donde decidimos emprender, el camino de regreso.
Y es aquí, donde decidimos emprender, el camino de regreso.
Dejamos atrás esta gran cabaña rodeada por sus árboles.
Seguimos bajando hasta el cruce de caminos, donde se encuentra una señal
que indica "a Rioseco" (Se debería cambiar esta señal, porque induce a
error). Tomamos esta pista.
El descenso discurre por el barranco de Anzó. Después de contemplar
varias cascadas y el agua manando por todas partes, llegamos a la
carretera general. (pero a Anzó, no a Rioseco, como indicaba la señal).
No nos queda más remedio que bajar a Rioseco por la carretera.
El paseo ha resultado muy bonito y el esfuerzo ha merecido la
pena, pues ha sido compensado con creces, por sus vistas excepcionales.
Si van acompañados de niños es buen momento para hacer que valoren el
trabajo realizado por nuestros antepasado, los Romanos, para poder
comunicarse.
Pulse aquí para ampliar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario